Maniobra del abogado de Diego Torres para evitar la declaración del testigo clave, Miguel Tejeiro
Miguel Tejeiro ha iniciado su declaración como testigo pasadas las 16.30 horas. Las primeras preguntas han correspondido al fiscal Anticorrupción Pedro Horrach. En su relato, estaban quedando al aire múltiples irregularidades den las sociedades de Iñaki Urdangarin y Diego Torres, a quienes se enjuicia por el presunto desvío de más de seis millones de euros de dinero público en su beneficio a través del Instituto Nóos.
Pero a los pocos minutos de comenzar a responder las preguntas del Ministerio Público, Manuel González Peeters, abogado defensor de Diego Torres, ha cortado el interrogatorio, protestando ante el tribunal. «Este señor es abogado en ejercicio y está obligado a mantener el secreto profesional de todo lo que sepa relacionado con sus clientes».
Ésta es la declaración más importante de las previstas en la ronda de testigos del caso Urdangarin. Miguel Tejeiro es el único desimputado en el inicio de la vista oral tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular. Y el hecho de ser testigo le obliga a decir la verdad de todo lo que sepa y se le pregunte. Una contradicción le podría llevar a ser procesado por falso testimonio; de modo que su conocimiento del caso y su obligación de veracidad lo convierten en la clave de la vista oral.
El ex secretario del Instituto Nóos ha negado estar colegiado en la actualidad, y en ese momento se ha abierto una discusión entre Peeters, la presidenta del tribunal, la juez Samantha Romero y el propio Tejeiro, para aclarar si el ex secretario de Nóos y cuñado de Diego Torres estaba colegiado en el momento de ejercer su asesoría con las empresas y fundaciones de los dos principales acusados.
Ambos, tanto Torres como el marido de la infanta Cristina, aprovecharon sus declaraciones como acusados en las semanas pasadas para cargar sobre Miguel Tejeiro todas las culpas de los desfalcos e irregularidades de las que se les acusa. Y mientras Tejeiro contestaba al fiscal las tres jueces del tribunal escuchaban cómo rebatía todas las acusaciones de los antiguos socios.
La presidenta del tribunal ha concedido un receso para retirarse a deliberar y aclarar la cuestión planteada por el letrado de Diego Torres.
Si González Peeters logra evitar la declaración del testigo clave, el caso Urdangarin daría un giro inesperado de imprevisibles consecuencias, ya que arrebataría a la Fiscalía y a las acusaciones populares y particulares de las abogacías de las Comunidades Autónomas afectadas (valenciana y balear) de su mayor baza.
«Estrategia procesal»
Hay que recordar que, cuando el 9 de febrero, la abogada del sindicato Manos Limpias, Virginia López Negrete, decidió dejar de acusar a Miguel Tejeiro, la presidenta del tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de les Illes Balears, Samantha Romero, le pidió que motivara esta decisión. Entonces Virginia López Negrete alegó motivos de «estrategia procesal» y pidió al tribunal «no desvelarlos hasta que sea el momento».
Es decir, que la acusación popular contaba con poder lograr de Miguel Tejeiro una declaración consecuente con sus postulados de pedir la condena de los dos socios, Torres y Urdangarin, y también de la infanta Cristina.
Miguel Tejeiro, en su declaración ante el juez instructor, José Castro, declaró haber “recomendado” a la infanta y a su marido la adquisición de inmuebles “para reducir su base imponible” ante Hacienda y haber participado en el diseño de la estructura societaria en el extranjero, creando sendas empresas en Reino Unido y el paraíso fiscal de Belice, para que la hermana del rey Felipe y su esposo “pagaran menos impuestos”.
Urdangarín está acusado de un delito continuado de malversación en concurso con otro de prevaricación, falsedad en documento oficial y falsedad en documento mercantil (seis años de prisión); estafa (tres años y medio); fraude a la administración (dos años); dos delitos fiscales (seis años), y un último de blanqueo de capitales (dos años). Su mujer, Cristina de Borbón, está procesada como cooperadora necesaria en los delitos fiscales de su marido.
Así, los conocimientos de Tejeiro sobre los secretos de las finanzas de ambos amenazaban con dar un giro espectacular al juicio. Y tras la maniobra de González Peeters, el giro puede ser justo el contrario.